domingo, 25 de febrero de 2024

SAN EXPEDITO

 

Es el ejemplo más claro de cómo se puede inventar un santo con ignorancia y buena voluntad. En 1781, llegó una caja con reliquias no identificadas a un convento de monjas en París. Las reliquias se habían desenterrado de las catacumbas de la plaza Denfert-Rochereau. El remitente de la caja (desde la misma ciudad) había escrito sobre la caja «Spedito» (‘correo expreso’), probablemente para acelerar su envío. Las monjas supusieron que las reliquias pertenecían a un tal «san Spedito». Otra versión de esta historia tuvo lugar en Nueva Orleáns (Estados Unidos). La capilla de Nuestra Señora de Guadalupe recibió un gran envío con varias estatuas de santos, una de las cuales no poseía ninguna leyenda identificatoria. Sin embargo, como la caja decía «expedite», los destinatarios decidieron que debería ser el nombre de un santo.

En la hagiografía que le inventaron dice que el momento de su conversión se le apareció un cuervo (ave que -como está científicamente comprobado- representa al demonio), el cual lo seducía a no convertirse al cristianismo al grito de «cras cras cras», que en latín significa ‘mañana’. Expedito respondió: «¡Hodie hodie hodie!», que significa ‘¡hoy!’ y luego aplastó al cuervo con el pie izquierdo. Podían haber elegido un inicio menos cruel, pero de tanto ver a San Jorge matando un animal en extinción se inspiraron y  les pareció una buena  idea.

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